la prosa del siglo xviii
En la época de la Ilustración, la prosa es sobre todo un medio de comunicación que servía para la difusión de nuevas ideas. Por ello, no pretendía innovar los géneros literarios, sino servirse de ellos. Se atenían a los modelos clásicos para que pudieran ser comprendidos por el público sin necesidad de los recursos retóricos, que fue la gran crítica que los ilustrados hicieron a los autores barrocos. La prosa sirve como medio de comunicación, de educación y de propaganda. Esa voluntad de intervenir en la vida pública a través de la literatura tuvo unas consecuencias estilísticas:
-Claridad y sencillez. Aportan a la prosa un tono moderno.
-Modelo renacentista. Por reacción contra culteranos y conceptistas, tomaron como modelo a los escritores del siglo XVI.
En el siglo XVIII, predomina la prosa didáctica sobre la prosa narrativa; a este siglo se le ha llamado "el siglo sin novela". Muchos creen que los ilustrados desechaban el género por su afán de hacer literatura útil. En la primera mitad del siglo, algunos autores utilizaron moldes narrativos para redactar sus obras, pero con fines diversos y en muchas ocasiones satíricos, y sin que su objeto primordial fuera novelar. Así lo hicieron, por ejemplo, Diego Torres Villarroel en su Vida o el padre Isla, en su Fray Gerundio de Campazas.
-Claridad y sencillez. Aportan a la prosa un tono moderno.
-Modelo renacentista. Por reacción contra culteranos y conceptistas, tomaron como modelo a los escritores del siglo XVI.
En el siglo XVIII, predomina la prosa didáctica sobre la prosa narrativa; a este siglo se le ha llamado "el siglo sin novela". Muchos creen que los ilustrados desechaban el género por su afán de hacer literatura útil. En la primera mitad del siglo, algunos autores utilizaron moldes narrativos para redactar sus obras, pero con fines diversos y en muchas ocasiones satíricos, y sin que su objeto primordial fuera novelar. Así lo hicieron, por ejemplo, Diego Torres Villarroel en su Vida o el padre Isla, en su Fray Gerundio de Campazas.
el ensayoDurante un largo período del siglo existe una gran preocupación doctrinal que se manifiesta en caminos nuevos de pensamiento, de reflexión y de crítica. Empieza entonces a desarrollarse un género que por entonces se denominaba discurso y que pasaría pronto a llamarse ensayo. Este género facilita la difusión de los nuevos ideales. El sentido moderno, amplio y tolerante con el que se acometían los temas, el enfoque analítico de los trabajos y la responsabilidad que sienten los ilustrados en las reformas sociales dan lugar a obras con objetivos definidos por la didáctica y la orientación colectiva.
Las figuras más representativas fueron: - Padre Benito Jerónimo Feijoo. El monje benedictino se sirvió de la razón y de la experiencia como criterios para la elaboración de sus opiniones. Su labor fue eminentemente crítica. En su obra Teatro crítico universal abordó temas como las falsas creencias, la confusión entre ciencia y superstición, asuntos de física, economía, metafísica, moral, literatura, medicina, etc. que dejan clara la intención enciclopédica que le da a su obra. La intención didáctica lo llevó a huir de la prosa cargada de retórica, a la que tan aficionados eran los eruditos de su tiempo. - Gaspar Melchor de Jovellanos. Fue un hombre reflexivo, perfecto conocedor de los males que aquejaban España y preocupado por solucionarlos. Vivió en los momentos en los que la herencia ilustrada de Carlos III está en plenitud, pero el freno impuesto por Carlos IV para impedir el desarrollo de las ideas revolucionarias que llegaban de Francia corta muchas iniciativas anteriores. Jovellanos saboreó las mieles del poder como ministro de justicia bajo el reinado de Carlos IV y las hieles del fracaso; la ilusión de acometer con empeño ideales ilustrados y la frustración de ver sus planes descartados por las presiones más conservadoras. Su obra en prosa se enmarca dentro de los moldes ensayísticos y didácticos. En ellas aborda los problemas del país y propone reformas. Estas son las obras más representativas del autor y de la prosa del momento. -Informe sobre la ley Agraria. Es un estudio sobre las causas políticas, ideológicas y materiales que motivan el hundimiento de la agricultura nacional, acompañada de una serie de reformas para modernizarla. -Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas. Propone reformas para las diversiones populares y el teatro. -Elogio a Carlos III. Es un discurso en el que defiende la política reformista, que había propiciado el rey. -Memoria sobre educación pública. En esta obra expone sus ideas pedagógicas para conseguir la prosperidad de la nación. |
género epistolar
El género epistolar tuvo en este siglo una importante presencia. Las cartas fueron, en manos de los ilustrados, un medio para difundir conocimientos sobre gentes, costumbres y actividades. El esquema literario, convencional y muy de moda en el siglo XVIII, buscaba la verosimilitud. El modelo más imitado habían sido las Cartas persas del filósofo y escritor francés Montesquieu.
El método epistolar tenía, en opinión de José Cadalso, varias ventajas: - Lectura cómoda, distribución fácil y estilo ameno. - La estructura en cartas permitía interrumpir la lectura, sin que por ello se perdiera el hilo de la narración e incluso se podía empezar por cualquier parte del libro. - El autor tenía la posibilidad de distribuir los asuntos con entera libertad, lo cual unido a la brevedad de cada carta y a la propia soltura hace su lectura más sencilla. OBRAS 1. Cartas eruditas .Escrita por el padre Feijoo. En España, el género sólo había sido cultivado en la primera mitad del siglo por él y en esta obra ofrece un conjunto de reflexiones sobre el ambiente de superstición que había en ese momento. Feijoo sale al paso con una clara defensa de la razón. 2. Cartas marruecas. Escrita por José Cadalso. Es la obra más significativa del género y una de las mejores del pensamiento ilustrados español. Se trata de un conjunto de noventa cartas, precedidas de una introducción en la que Cadalso afirma que sigue el modelo de la obra de Montequieu, Cartas persas. Características de la obra: -Objetivo. Pretende ser un análisis de la España de su tiempo, con perspectiva histórica a través de los personajes: Gazel, un joven marroquí, su maestro Ben Beley y su amigo español Nuño. -Temas. Son muy variados y responden a las tres preguntas de la época: la historia nacional; la sociedad española y el ideal del hombre de bien. -Estructura. Dos marroquíes-el joven Gazel, que viaja por Europa, y el anciano maestro Ben Beley-y el español Nuño se escriben cartas en las que opinan sobre los asuntos más diversos relacionados con la vida de los españoles. La exposición de los problemas de España se ve literalmente enriquecida por la visión curiosa del joven Gazel, las matizaciones que Nuño le hace a Gazel y, finalmente, la sabiduría de Ben Beley, que relativiza los problemas desde una visión más universal. -Estilo. Cadalso utiliza una prosa clara y precisa que responde a una actitud intelectual y crítica ante los diversos temas que trata. Todo ello aderezado con agilidad expresiva, brevedad en la exposición y variedad de ejemplos. |